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¡Ay, ay, ay, ay mi querido Nicolás! Juanga y las redes sociales


Si me permiten, yo no quiero escribir sobre Juan Gabriel, su música, su persona o su legado, de ello se encargarán los especialistas y los periodistas de cultura y espectáculos. Y todos los medios aprovechados, privados y gubernamentales, así como los “pseudoperiodistas” que sacarán “raja” sobre la muerte de tan conocido personaje.

Pero he leído un sinfín de información al respecto, “memes” y reflexiones personales,  y quiero decir que la nota que llamó más mi atención fue la de Nicolás Alvarado (Director de TVUNAM) en Milenio.

Y no pude evitar la tentación de escribir algo al respecto. Creo que es de muy mal gusto criticar a alguien que es tan “apreciado” como Juan Gabriel el día de su muerte. Si esto lo hubiera escrito cualquier otro día, se hubiera echado encima a miles de fanáticos y se hubiera ganado toda clase de insultos, pero no hubiera pasado de ahí.

Se me ocurre un ejemplo cotidiano, cuando te invitan a una fiesta en una casa, los anfitriones ponen música a su gusto y con el fin de agradar a la mayor parte de los asistentes, puede o no agradarte, como frecuentemente es mi caso, pero no por eso eres capaz de criticar la música o pedir que la quiten, lo más que puedes pedir es que le bajen al volumen, (aunque nunca me hacen caso)

Pues bien Nicolás es asistente a esta fiesta eterna llamada México, por lo cual reitero que me parece su crítica como una falta de educación elemental. Y en este caso no sólo es una fiesta, es un funeral, en el que merecen “los dolientes” ser tratados con el mayor respeto.

Me parece que desde el comienzo de la nota se queja de lo inconveniente que fue la muerte del ídolo popular en domingo, donde según sus palabras “secuestró su comida familiar” y tuvo que ponerse a trabajar. ¡Hombre, qué ocurrencia de Juanga de morirse en domingo!

Creo que Nicolás se quedó dormido en la Universidad, en la carrera de Comunicación cuando enseñan que en México hay íconos populares “intocables”, como Pedro Infante, Octavio Paz y la Virgen de Guadalupe, él mismo lo menciona, pero creo que lo que no se vale es que a la muerte de una personalidad hagas una crítica tan intensa.

Y sé que Nicolás esNicolás Alvarado intenso y apasionado en lo que hace, ahora le sumo las definiciones de “clasista y snob” como él mismo se define. Respeto profundamente a Nicolás Alvarado y su trabajo, no tengo el placer de conocerlo como persona y honestamente ahora tengo mis reservas sobre querer hacerlo, pero de lo que estoy segura es de que no era el momento de hacer evidentes sus gustos o antipatías.

Creo que con el manifiesto de su opinión personal se puso en la mira de muchos críticos de redes sociales, profesionales y ocasionales, que se sintieron ofendidos por sus palabras, poniendo en duda, no sólo su calidad humana, sino sus conocimientos,  incluso su cargo en TVUNAM, que de por sí ya tenía muchos detractores.

Con la llamada libertad de las redes sociales y los medios electrónicos, no hay figura “pública” o “privada” que se haya salvado de los llamados “memes”, en particular estoy profundamente en desacuerdo con aquellos que toman una foto de una persona común y hacen mofa de su aspecto, su ropa o sus actitudes.

Esa supuesta libertad nos lleva a ser jueces severos y críticos de las personas, a veces sin fundamento o con información falsa. Confieso, mis queridos lectores,  que yo era una de las personas que compartía las publicaciones de personas que eran capturadas en fotos o videos y que quienes las publican invitan a los lectores a compartir y a hacerlo viral.

Eso fue hasta que cayó en mis manos una publicación de un amigo muy querido, en el que se le tachaba de “persona fraudulenta”  e incluso decía que era un “mal padre” que no cumplía con sus obligaciones financieras y alertaban a un grupo al que pertenece mi amigo.  Acto seguido, me preocupé, hice una captura de pantalla y se la reenvié al agraviado, su respuesta fue: “Nena, no te preocupes, son las amigas de mi ex las que publicaron eso”. Eso me hizo mucho sentido, pues toda una vida de conocernos y sé que es una excelente persona, padre, hijo, hermano y amigo.

Así pues, caí en cuenta de que mucha información que compartimos, puede ser una venganza personal o está basada en la intolerancia de los usuarios a ciertos temas o peor aún sólo son objeto de juzgar la conducta de los demás, eso me recuerda una frase bíblica que incluye Cervantes en El Quijote y que se ha convertido en dichos populares: “No juzgues, para que no seas juzgado. Porque con la vara que mides, serás medido” y de ahí también se desprende “¿Y por qué juzgas la paja que está en el ojo ajeno y no ves la viga que está en el tuyo?»

De muchas de esas publicaciones que enjuician o critican a las personas desde las redes, nacen los recientemente populares “lords y ladies” en los que pretenden denunciar algún acto y lo que logran es hacerlos tristemente famosos, sin pensar en sus vidas, familias, trabajos y amigos. Somos, desde atrás de una computadora o teléfono, jueces implacables y terriblemente intolerantes.

Me preocupa la facilidad con la que veo a mis amigos y conocidos que difunden información, o incluso “balconean” su vida privada, o peor, la de sus hijos, sin pensar en que, como les digo siempre a mis alumnos, lo que publiques una vez en la red, es del dominio público para siempre.

peligros en ls redes sociales

Nunca sabes quién está leyendo tus redes sociales con malas intenciones, viendo tu vida privada, eso me hace pensar en la temporada de verano, graduaciones, vacaciones e inicio de clases, donde muchas personas publican todos sus datos, nombres de sus hijos, nombres de las escuelas a donde asisten, nombre de las mascotas, en donde vacacionaron o qué carro acaban de comprar. Publican la ubicación de sus casas, sus escuelas, trabajos, gimnasios y lugares que a los que asisten frecuentemente. Sé que con la mejor de las intenciones, se sienten orgullosos de sus retoños o de sus logros, pero me pregunto ¿Le darían todos estos datos a un desconocido? De hecho ya lo hacen.

Y yo mirando la viga en el ojo propio, he caído varias veces en esta tentación de decir lo que hago, con quién, donde ando y a donde voy.

Sin embargo, retomando el tema que me hizo comenzar este texto, como dije anteriormente respeto a Nicolás Alvarado, por su trabajo, pero esta vez creo que su comentario es desacertado, por decir lo menos, respecto a Juan Gabriel, especialmente el día de su muerte.

Habría que recomendarle a Nicolás algunos de los pocos libros que probablemente no ha leído, sobre urbanidad y buenas maneras.

*Todas las imágenes fueron tomadas de Internet y pertenecen a sus respectivos autores bajo sus licencias originales.
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