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La indolencia, enfermedad del siglo XXI


enfermedadLas mayores enfermedades del siglo XXI, no son las del cuerpo físico ni las psicológicas provocadas por estrés, sentimientos o vivencias traumáticas.

Por extraño que parezca la enfermedad más grave de nuestra época es de tipo espiritual-conductual, la verdadera pandemia de la que tenemos que preocuparnos es la indolencia, que puede afectar a los individuos o a grandes colectividades.

Los indolentes son aquellos que se caracterizan por ser egoístas, sólo piensan en ellos mismos, no les preocupa el bienestar de los demás incluso ni de los suyos. No sienten remordimientos, no tienen tacto y no tienen recato en pasar sobre los demás para lograr sus objetivos.

Es una conducta sociópata, que se ha vuelto parte de la cultura postmoderna. Se venera el dinero y la apariencia, es un culto al hedonismo en su máxima expresión, donde lo más importante es hacer lo que uno quiera, cuando uno quiera, sentirse bien y verse bien. Son superficiales y muchas veces pueden caer en actos fuera de las normas o leyes para lograr su entera satisfacción.

Podríamos culpar al modelo cultural en el que vivimos, la necesidad de satisfacer el ego a toda costa. El modelo del éxito que hemos venido venerando en las últimas décadas.

También se puede culpar a la hiperinformación con la que somos bombardeados por todos lados y que es parte del estilo de vida actual. Lo verdaderamente preocupante es que es parte del modelo de conducta que van aprendiendo las nuevas generaciones.

Es muy impresionante preguntarles a los más jóvenes lo que quieren ser, (no estudiar) sino “ser” y la mayoría contestan que quieren ser ricos, inmensamente ricos. No importa cómo ni haciendo qué.

pregunta

Cuando la indolencia es una característica de un grupo, puede deberse a varios factores, uno de ellos es el económico, una colectividad puede ser indolente cuando sus necesidades primarias están perfectamente cubiertas y todo aquello que no signifique un estatus, un lujo, un gusto es algo que deben hacer los demás o pagarle a alguien para que lo haga.

Así vemos grupos donde “nanas” crían a los hijos de alguien más o se paga porque estén en instituciones de tiempo completo, se contrata a personas para que lleven de paseo o jueguen con las mascotas, que tristemente sólo sirven para posar en las fotos.

El otro grupo indolente es más por desesperanza, por apatía, porque los esfuerzos que hagan por superar una situación son infructuosos y caen en ese letargo donde es difícil moverse por una causa, porque generalmente no tiene un final feliz.

Suena muy desolador el panorama, pero es una realidad en la que vivimos. Las subculturas  postmodernas, cualesquiera que sean en el siglo XXI, (yuppie, hippie o hipster) que prevalecen en nuestra sociedad no funcionan. Porque si bien estos grupos se comprometen con causas, enarbolan banderas y se rasgan las vestiduras por cosas, son completa e irremediablemente indolentes ante otras situaciones.

La falta de compromiso, no conmoverse ante la situación de los demás, la falta de empatía es un mal que se puede combatir.

Veo con tristeza Indolenciaque las redes sociales, los medios electrónicos e impresos viven pendientes de magnificar el dolor de las personas, como se dice en el argot periodístico, se les pisa el callo a los afectados para que lloren en televisión y en los medios en general.

Se satanizan las conductas de los demás con una facilidad increíble, leo mensajes de odio escritos en las redes sociales, deseándoles todos los males, que se mueran, que los partan rayos y que los cuelguen de las partes pudendas.

¿De verdad? Es tan fácil juzgar la conducta ajena, las simpatías o antipatías incluso de las creencias religiosas y políticas de los demás están ahí para que los demás los ridiculicen, es muy fuerte.

Pero, aun así y llámenme romántica y soñadora, creo que hay más gente buena que mala en el mundo, he visto y soy partícipe y culpable de publicar frases célebres, coquetas y profundas que me conmueven y me parecen inspiradoras.

He visto publicadas en las redes muchas cadenas de oración y peticiones de salud, para personas que incluso no conocemos. He visto cómo se han localizado personas perdidas y como se unen pequeños grupos para ayudar a una causa, cualquiera que esta sea.

He sido testigo de actos buenos desinteresados en muchas ocasiones. Hace unos meses regresábamos de un sepelio, todavía todos los autos en una fila saliendo del cementerio, cuando el carro que iba a adelante de repente se hizo chiquito, cayó en una rejilla rota de una alcantarilla, de las perfectamente cuidadas calles de la ciudad de México (sic), una de las llantas delanteras quedó completamente atorada.

Los autos que iban más adelante se pararon para ver porque no avanzábamos los demás, al percatarse de que algo sucedía, inmediatamente bajaron dos chicos, con todo y su ropa formal de funeral y se acercaron, pero lo más interesante es que un grupo de muchachos jóvenes, que estaban descargando un camión materialista en una tienda, inmediatamente se acercaron, se chiflaron unos a otros y en menos de lo que les escribo estas palabras literalmente cargaron el carro en vilo para “sacarlo del atolladero”. La mujer que iba manejando, sumamente agradecida, les ofreció una propina, la cual no aceptaron.

Hace unos pocos días, atorados en el tráfico cotidiano de la ciudad, carros estacionados sobre una avenida, propiedad de algunos indolentes citadinos,  hicieron que un camión tuviera que salir de su carril para rebasarlos, un muchachito ciclista de no más de 15 años quiso hábilmente pasar entre el poco espacio del camión y los carros estacionados, el camionero nunca lo vio y al tratar de regresar a su carril casi lo aplasta, el chico pierde el equilibrio y cae, entre las llantas delanteras y traseras del camión, se baja de la banqueta otro muchacho e inmediatamente lo saca de abajo del camión justo a tiempo antes de que las enormes llantas traseras pasaran sobre él. El ciclista, blanco como papel del susto, hace un saludo de puño al “héroe anónimo” y le agradece.

He visto en las redes sociales, la iniciativa de hacer algo bueno o dar un regalo inesperado a alguien con la idea de no seguir compartiendo fotos y noticias violentas o “amarillistas”. También he visto miles de publicaciones de ayuda a los animales y los grupos solidarios que se unen a ellos. Ya ven porque creo que hay más gente buena que mala.

Ya para terminar este escrito, les cuento, el otro día mi papá me contó que para pagar el estacionamiento de un lugar traía un billete y el cajero no acepta billetes, así que fue a comprar una botella de agua, ya que se la dieron, pagó con el billete y le dijeron que no tenían cambio, inmediatamente una mujer joven que estaba comprando algo en el mostrador le dijo al despachador que se la cobrara a ella, mi papá no quería aceptar, sin embargo me comentó que lo hizo tan de buena voluntad la mujer, que aceptó el agua (aunque siguió sin cambio para pagar el estacionamiento)

Cuando me lo platicó, le comenté que ahora le tocaba hacer una buena acción desinteresada por alguien, al principio me miró con sus ojos verdes entrecerrados, cómo no entendiendo nada y después me dijo que eso era una buena idea.

Al siguiente día, también en el cajero de un estacionamiento, mi papá y yo estábamos esperando nuestro turno para pagar, un hombre mayor frente a nosotros en la fila, pagó su boleto guardó papeles y dinero en su cartera y se le cayeron varios billetes, ya se había dado la vuelta y se iba, tuve que correr para alcanzarlo con el fajo de billetes en la mano, el hombre me lo agradeció mucho. Y mi papá y yo comentamos que ahí estaba la buena acción del día, que rápido pudimos corresponder el acto bondadoso del día anterior de la mujer.

Así que el día de hoy me uno a la gente que hace estas buenas acciones desinteresadas, lo que se llama en inglés “pay it forward”, un pequeño gesto, una sonrisa, sostener una puerta para alguien, son actos que movilizan la buena energía entre las personas.

No necesitamos unirnos a las grandes causas o grandes movimientos, podemos empezar en el entorno cercano, los actos pequeños son los que hacen grandes a las personas.

¿Y tú, lector,  ya hiciste tu buen acto del día?

payitforward

*Todas las imágenes fueron tomadas de Internet y pertenecen a sus respectivos autores bajo sus licencias originales.

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  1. Laura Pohlenz
    29 junio, 2015 a las 13:53

    Que bueno que volviste… Ya te extrañaba …. Y coincido contigo en esto de la indolencia y también en que hay más buenos que malos … Sólo que los malos hacen más ruido!
    Un abrazo fuerte!

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